VE LA LUZ EL NÚMERO 39 DE LA REVISTA “SACRATIF”, NACIDA EL AÑO 1993
En la tarde de hoy lunes, 21 de diciembre, ha llegado a las manos de todas las familias de nuestros alumnos el número 39 de nuestra ya veterana revista «Sacratif», que naciera allá por el año 1993, hace 16 años; 16 años que nos ha acompañado cada Navidad y cada fín de curso de cada año, fiel a su cita. Como muestra de la misma, ya en las manos de todas las familias, dejamos constancia de la portada de este número y el artículo que la abre, el «editorial» que en esta ocasión es un cuentecillo titulado «El Parque de Colores» del que, cualquier parecido con la realidad «no es pura coincidencia». …Y algunas imágenes ilustrativas del editorial que en la revista no cabían. FELIZ NAVIDAD A TODA LA COMUNIDAD EDUCATIVA DE NUESTRO COLEGIO .
EL PARQUE DE COLORES
Había una vez un parque de colores en un pueblo pequeño en el que no estaban acostumbrados a los parques; el parque era precioso: hasta los pájaros, que se veían con poca frecuencia por este pueblecito, acudían cada día en más número a cobijarse en las ramas de sus aún pequeños árboles y a desafiar con sus trinos y gorgojeos el griterío de los niños del cercano colegio, como si de un juego se tratara. El parque gustaba a todos, o mejor dicho a casi todos; siempre hay personas que no son felices cuando ven felices a los demás y, además, este parque tenía un pequeño problema: había sido traído por las autoridades de un pueblo vecino, más rico y mucho más grande y eso parecía haber puesto celosos a los mandamases del pequeño pueblo, más pequeño y menos rico que el vecino. El hecho es que durante un tiempo aquello parecía un paraíso: todas las tardes se llenaba de gentes venidas de los cuatro puntos cardinales del pueblecito, de mamás con sus pequeños, de abuelitas con sus nietos… a todos parecía agradarle y las horas en él parecían de cuento de hadas; incluso de noche seguían por alli hasta muy tarde, porque al anochecer se vestía de pequeñas luces de colores que le daban un aire de fantasía inimaginable antes en aquel lugar.
Pero las cosas empezaron a cambiar. Un día apareció un trozo de valla roto; otro día habían arrancado dos trozos más… otro día ya estaba roto el columpio que más les gustaba a los niños, a la semana siguiente….Y nadie hacía nada; a los que podían evitarlo parecía no importarle.
Poco a poco fue tomado por toda clase de vehiculos, en especial motos y bicis para utilizarlo como pista de derrapaje; la hierba fue desapareciendo, los árboles se secaron, los columpios fueron cayendo bajo la mano implacable y destructiva de sus nuevos inquilinos. Los pájaros también se marcharon; sólo quedaron tres arbolillos junto a las gomas de riego que habían perdurado y en donde la humedad era abundante: eran tres sauces «llorones» que, según dicen algunos, de noche se lamentaban y se podían oir sus quejidos por aquel bonito parque de colores desaparecido. Ahora era un erial en donde abundaban los cristales rotos, los excrementos y las jeringuillas que alguien había utilizado con fines oscuros. Ahora era un lugar maldito, vedado, en un pueblo en el que antes no estaban acostumbrados a los parques, pero en el que ahora casi todos añoran el precioso parque de colores.
Dedicado a nuestros niños, a nuestros mayores y a nuestras autoridades para que hagan todo lo posible para evitar que este cuentecillo pueda ser algún día realidad en nuestro pueblo.
Y en estas fechas entrañables de la Navidad, una petición a los Reyes Magos: que traigan una buena dosis de lucidez, diálogo, tolerancia y comprensión
a los que tienen en sus manos la responsabilidad de que estas cosas no ocurran y que, en cambio, nos procuren bienestar, que es para lo que están. Y, por si no creen en los reyes Magos porque ya han perdido la inocencia, pues también se lo pido a las nobles ninfas de los cuentos de hadas en los que seguro que si creen. FELIZ NAVIDAD A TODOS.
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